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Cuando Chris, fundador de Mom’s Kitchen, probó por primera vez el tradicional plato sueco Wallenbergare, no estaba en Estocolmo, sino en Afganistán, mientras trabajaba como contratista militar. Durante su tiempo allí, se dio cuenta de la importancia de una comida bien preparada, incluso en condiciones difíciles. Observó cómo los soldados recibían alimentos envasados que mantenían su frescura hasta ser calentados y servidos, y esa idea le quedó grabada. Años después, al mudarse con su esposa sueca a Estocolmo, decidió aplicar ese concepto a la gastronomía local, pero con un giro casero y tradicional.
Chris y su esposa dejaron Los Ángeles para establecerse en Suecia con la idea de ofrecer comida casera sueca sin conservantes ni colorantes, lista para llevar. Así nació Mom’s Kitchen, un pequeño restaurante en el barrio de Östermalm que rápidamente se ganó un lugar entre los habitantes locales. Lo que diferenciaba a Mom’s Kitchen no era solo su menú, sino la manera en que se servía: platos de calidad preparados cada día y listos para calentar y disfrutar.
El concepto evolucionó rápidamente hacia un servicio de catering, lo que permitió a Mom’s Kitchen abastecer hospitales, residencias de ancianos y escuelas con comidas nutritivas y accesibles. Actualmente, preparan entre 100 y 150 almuerzos diarios en la cocina de catering y 60 comidas en el restaurante físico. La demanda creció tanto que Chris y su equipo tuvieron que expandirse para ofrecer un servicio más eficiente.
Hoy, Chris es conocido en el vecindario como “The Meatball Guy”, gracias a sus famosas albóndigas caseras y otros platos suecos tradicionales. La clave del éxito de Mom’s Kitchen ha sido su conexión con la comunidad, ofreciendo descuentos a personas mayores, policías y paramédicos para garantizar que todos tengan acceso a una comida casera de calidad a un precio justo.
Para Chris, la experiencia del cliente va más allá del sabor de la comida; cada interacción, desde el pedido hasta el pago, debe ser eficiente y sin complicaciones. Antes de conocer Loomis Pay, su restaurante enfrentaba problemas con múltiples dispositivos de pago que complicaban la operación y ralentizaban el servicio, especialmente en las horas punta.
Fue a través de sus clientes regulares que Chris descubrió Loomis Pay y se convirtió en su primer cliente oficial. Desde la implementación, los beneficios han sido evidentes:
✅ TPV y sistema de pago en un solo dispositivo, reduciendo el desorden en el mostrador.
✅ Interfaz intuitiva y fácil de usar, comparable a la simplicidad de un iPad.
✅ Integración con Skatteverket, la agencia tributaria sueca, para simplificar la administración.
✅ Mayor velocidad en el proceso de pago, reduciendo los tiempos de espera de los clientes.
✅ Soporte técnico eficiente, con asistencia en todo momento.
Para Chris, este cambio ha supuesto un antes y un después en la operativa diaria, ya que el sistema de Loomis Pay no solo mejoró la eficiencia del negocio, sino que también optimizó la experiencia del cliente. “Ahora todo está integrado en un sistema bonito y funcional que se ve ordenado en el mostrador y facilita nuestro trabajo”, comenta Chris.
Como muchos negocios en el sector gastronómico, Mom’s Kitchen ha tenido que enfrentarse a desafíos importantes, especialmente durante la pandemia y con la creciente inflación. La subida de precios de los ingredientes y el combustible ha reducido los márgenes de ganancia, lo que ha obligado a Chris a buscar estrategias para optimizar costos sin afectar la calidad de la comida.
A pesar de los retos, el equipo de Mom’s Kitchen se mantiene positivo y enfocado en el futuro. Chris ha mencionado que aunque por ahora no planea expandirse, sigue explorando nuevas formas de mejorar su servicio, como la posibilidad de aceptar pagos en efectivo además de digitales, ya que algunos clientes aún prefieren esa opción.
El éxito de Mom’s Kitchen ha traspasado fronteras, atrayendo incluso a clientes de alto perfil. Actores, miembros de la realeza y futbolistas son visitantes habituales del restaurante, y uno de ellos quedó tan impresionado con el Wallenbergare que se llevó 100 platos en su jet privado.
Mom’s Kitchen ha demostrado que una combinación de buena comida, atención al cliente y herramientas tecnológicas eficientes puede transformar un pequeño restaurante en un negocio sólido y reconocido. La apuesta de Chris por mantener la autenticidad de la comida casera sueca, sumada a la optimización de pagos con Loomis Pay, ha hecho de Mom’s Kitchen un referente en Estocolmo.
Mientras el negocio sigue evolucionando, Chris y su equipo continúan apostando por la calidad, la cercanía con la comunidad y la innovación, asegurando que cada plato servido en Mom’s Kitchen siga recordando a los clientes el sabor de casa.